Es debido a que el grafito de la mina del lápiz se adhiere mejor a la goma que a la hoja de papel. Aquí entran en juego unas fuerzas termonucleares que reciben el nombre de fuerzas de Van der Waals, que aparecen entre las moléculas de la goma -normalmente un polímero sintético como el poliuretano- y el grafito y permiten el arrastre. La situación es distinta si hablamos de tinta, porque esta queda impregnada en el papel. En este caso la goma debe tener un abrasivo.
Fuente:
Revista Muy Interesante.
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